La sanidad catalana vivió ayer el capítulo más tenso de la espiral de protestas iniciada hace medio año. La última propuesta del Institut Català de la Salut (ICS) para cuadrar su ajustado presupuesto de 2011 a cuenta de las nóminas de octubre, noviembre y diciembre acabó desbordando la capacidad de aguante de los profesionales sanitarios. Medio millar de funcionarios irrumpieron de forma improvisada en la sede del ICS y unos 70 lograron entrar en la sala donde se reunía la gerencia del organismo autonómico y los sindicatos para resolver un ajuste de45 millones de euros.
La imagen de una enfermera caminando sobre la mesa de la sala de reuniones donde se celebraba la reunión da idea del creciente estado de malestar que se ha instalado entre los trabajadores del ICS. Un veterano sindicalista señalaba ayer que el cabreo actual no se había visto en los últimos 20 años. Los más de mil millones de euros que el Gobierno catalán quiere restar a la sanidad están saliendo del recorte de servicios y plantillas, pero también de los salarios de un colectivo que cada vez aguanta una mayor presión asistencial, cuando no acaba en el desempleo.
En ese contexto, los sindicatos lamentaron el asalto, pero no eludieron atribuirlo a "la crispación" de las plantillas y a las duras medidas de gestión que está tomando el Departament de Salut. "Se están haciendo cosas que pueden incluso desvirtuar lo que nosotros negociemos aquí dentro", explicaba Juan Cobacho, responsable de sanidad de UGT, en referencia a los encuentros para intentar poner remedio a las últimas medidas anunciadas por sorpresa hace una semana por el ICS.
Tras meses de protestas y de cortes de carreteras, los funcionarios de la sanidad no saben a qué atenerse. Buscan nuevas formas de presión y la probabilidad de convocar huelgas se amplía después de que los facultativos del Hospital de Bellvitge abriera la veda la semana pasada. El éxito de esa llamada y la generalización a otras categorías profesionales depende en buena medida del avance de la negociación que se tenía que abrir ayer. Si el ICS no atiende las razones sindicales, el panorama es incierto, pese al empeño de los profesionales por no agudizar el problema de las listas de espera, principal argumento de los sindicatos de clase para evitar los paros. En todo caso, la protesta de ayer dejó alguna muestra de desafección de los empleados de la sanidad pública hacia las centrales.
El reloj corre pero no se sabe a favor de quién. Desde la representación sindical se quieren evitar todas las prisas pese a que las medidas apuntadas por la Generalitat afectarán ya al mes de octubre, si bien se aplicarán en bloque en diciembre, mediante descuentos en la paga extraordinaria de Navidad.
La generalización del malestar se pudo comprobar en otra manifestación que partió de las puertas del ICS, donde ya por la mañana se había cortado durante tres cuartos de hora la Gran Via, una de las principales arterias de la ciudad. Por la tarde, unos 500 médicos residentes (MIR) marcharon por el centro de Barcelona para reclamar que los recortes sanitarios no afecten a su formación. Bajo el lema "Nuestra formación, la salud de todos", los protestantes llegaron hasta el Palau de la Generalitat, en la plaza de Sant Jaume, donde denunciaron que el recorte en el número de intervenciones quirúrgicas, guardias y camas hospitalarias hacen que no puedan coger suficiente experiencia, lo que repercutirá en su preparación laboral.
La imagen de una enfermera caminando sobre la mesa de la sala de reuniones donde se celebraba la reunión da idea del creciente estado de malestar que se ha instalado entre los trabajadores del ICS. Un veterano sindicalista señalaba ayer que el cabreo actual no se había visto en los últimos 20 años. Los más de mil millones de euros que el Gobierno catalán quiere restar a la sanidad están saliendo del recorte de servicios y plantillas, pero también de los salarios de un colectivo que cada vez aguanta una mayor presión asistencial, cuando no acaba en el desempleo.
Los sindicatos lamentan el asalto, pero lo achacan al malestar generado
Según el sindicato mayoritario, Metges de Catalunya, algunos médicos de hospital pueden ver reducido su salario hasta un 35%a causa de las diferentes medidas de ajuste que se han tomado en el último año y medio. En ese contexto, los sindicatos lamentaron el asalto, pero no eludieron atribuirlo a "la crispación" de las plantillas y a las duras medidas de gestión que está tomando el Departament de Salut. "Se están haciendo cosas que pueden incluso desvirtuar lo que nosotros negociemos aquí dentro", explicaba Juan Cobacho, responsable de sanidad de UGT, en referencia a los encuentros para intentar poner remedio a las últimas medidas anunciadas por sorpresa hace una semana por el ICS.
Tras meses de protestas y de cortes de carreteras, los funcionarios de la sanidad no saben a qué atenerse. Buscan nuevas formas de presión y la probabilidad de convocar huelgas se amplía después de que los facultativos del Hospital de Bellvitge abriera la veda la semana pasada. El éxito de esa llamada y la generalización a otras categorías profesionales depende en buena medida del avance de la negociación que se tenía que abrir ayer. Si el ICS no atiende las razones sindicales, el panorama es incierto, pese al empeño de los profesionales por no agudizar el problema de las listas de espera, principal argumento de los sindicatos de clase para evitar los paros. En todo caso, la protesta de ayer dejó alguna muestra de desafección de los empleados de la sanidad pública hacia las centrales.
Del resultado de los encuentros depende la convocatoria de huelgas
Sin datos del último recorteAyer, los representantes sindicales se quedaron a las puertas de conocer los datos que iban persiguiendo toda esta semana: los que avalan las últimas medidas de contención presupuestaria del ICS. Cuando el proyector de la sala de juntas del organismo estaba a punto de escupirlos sobre la pantalla, se produjo la inesperada irrupción de unos setenta funcionarios que se colaron en la sala. Después de eso, tras sólo diez minutos de reunión, no hubo más. Sólo un improvisado encuentro posterior en el que se llamó a la calma y se pospuso el próximo encuentro hasta el próximo lunes. El reloj corre pero no se sabe a favor de quién. Desde la representación sindical se quieren evitar todas las prisas pese a que las medidas apuntadas por la Generalitat afectarán ya al mes de octubre, si bien se aplicarán en bloque en diciembre, mediante descuentos en la paga extraordinaria de Navidad.
Medio millar de residentes avisan que los recortes les dejan sin formación
La dirección del ICS considera que tiene toda la capacidad para asignar los recortes, al formar parte de complementos específicos que figuran en las nóminas de los empleados sanitarios. La cuestión radica en el grado de contestación que la Generalitat pueda volver a asumir en los centros sanitarios, donde la sensación de recorte ha arraigado también entre los usuarios. La generalización del malestar se pudo comprobar en otra manifestación que partió de las puertas del ICS, donde ya por la mañana se había cortado durante tres cuartos de hora la Gran Via, una de las principales arterias de la ciudad. Por la tarde, unos 500 médicos residentes (MIR) marcharon por el centro de Barcelona para reclamar que los recortes sanitarios no afecten a su formación. Bajo el lema "Nuestra formación, la salud de todos", los protestantes llegaron hasta el Palau de la Generalitat, en la plaza de Sant Jaume, donde denunciaron que el recorte en el número de intervenciones quirúrgicas, guardias y camas hospitalarias hacen que no puedan coger suficiente experiencia, lo que repercutirá en su preparación laboral.