lunes, 22 de junio de 2020

Castilla y León oculta los datos de muertes por residencias para "no perjudicar los intereses económicos" de las empresas


Orden del Gobierno de Castilla y León negando datos sobre muertes en residencias privadas. 

El Gobierno de Castilla y León considera que “los intereses económicos y comerciales” de las empresas de residencias están por encima del derecho de los ciudadanos a conocer qué ocurrió durante la pandemia en los geriátricos de la región. Así consta en una orden del Gobierno que preside Alfonso Fernández Mañueco (PP), firmada el pasado 3 de junio, en la que se deniega el acceso a la información sobre número de fallecidos en los geriátricos privados de la región, solicitada al amparo de la Ley de Transparencia.

Dicha norma, aprobada en 2013 con el objeto de “ampliar y reforzar la transparencia de la actividad pública”, reconoce el derecho de los ciudadanos a acceder a la información pública. En su artículo 14 establece, no obstante, una serie de límites a ese derecho de forma que una Administración puede negar los datos que le solicitan cuando suponga un perjuicio para la seguridad nacional, la investigación de ilícitos penales o la protección del medio ambiente, entre otros asuntos detallados en una larga lista. Una de esas cuestiones, recogida en el artículo 14.1.h), es que se cause un perjuicio a “los intereses económicos y comerciales”.

A ese artículo es precisamente al que se agarra la Junta de Castilla y León para negar los datos de fallecimientos en las residencias privadas. Entre el 14 de marzo y el 14 de junio, murieron en dicha región 2.587 residentes con coronavirus o con síntomas compatibles con la enfermedad.

En la orden del Gobierno de Fernández Mañueco se explica que los Servicios Jurídicos de la Junta emitieron un informe analizando qué datos sobre fallecimientos en residencias pueden difundirse. Ese dictamen se apoya en el citado artículo 14.1.h), que limita el derecho de acceso a la información para proteger “los intereses económicos y comerciales”, a pesar de que en la misma norma se determina que la aplicación de cualquier límite “será justificada y proporcionada a su objeto y finalidad de protección y atenderá a las circunstancias del caso concreto, especialmente a la concurrencia de un interés público o privado superior que justifique el acceso”.

Pese a que el informe no es vinculante, el Ejecutivo de Fernández Mañueco lo hace suyo y asume las dos conclusiones básicas del mismo:

– La Junta puede proporcionar datos numéricos de personas fallecidas en centros residenciales de titularidad autonómica, con la desagregación que considere oportuna, incluyendo el nivel de cada residencia o centro individualmente considerado.

– Sobre el resto de centros que no sean de su titularidad, incluidos los intervenidos públicamente, sólo podría trasladar la información de fallecimientos de forma agregada, de tal modo que impida una relación de vinculación entre un número de fallecidos y la identificación y localización individual de cada residencia.

De esta forma, para proteger los "intereses económicos y comerciales" de las empresas de residencias, la Junta de Castilla y León no sólo oculta los datos de muertes en geriátricos privados. Tampoco ofrece información sobre las residencias de titularidad pública de las Diputaciones –hay en total 20 en las nueve provincias– o de los Ayuntamientos –existen 158–, ni de aquellas que siendo privadas reciben dinero público para la concertación de plazas, ni siquiera de las que han tenido que ser intervenidas durante la pandemia por el Gobierno autonómico ante la caótica situación que se vivía en ellas.

En realidad, ni siquiera facilita datos desagregados de los 21 geriátricos de titularidad autonómica que operan en la comunidad. Cinco de ellos están gestionados por empresas privadas y, en esos casos, tampoco publica el dato de decesos por centro. Su protección de los "intereses económicos y comerciales" de las empresas llega hasta ese extremo.

Pero, ¿qué intereses son exactamente los que está protegiendo el Gobierno autonómico del PP? Para saberlo, infoLibre explica a continuación quiénes son las principales empresas de residencias que operan en Castilla y León y quiénes son los propietarios de dichas compañías.

COMISIONADO DE TRANSPARENCIA

La orden denegando los datos de fallecimientos por residencias que fue dictada por la Consejería de Familia –cuya titular es María Isabel Blanco (PP)– no es firme en vía administrativa. La legislación establece que cabe una reclamación potestativa ante el Comisionado de Transparencia de Castilla y León. El periodista de infoLibre que realizó la solicitud presentó ya dicho recurso, que fue admitido a trámite por el Comisionado el 19 de junio. Este órgano tiene ahora tres meses para resolver. En última instancia, un ciudadano puede acudir a la jurisdicción contenciosa cuando considere que una Administración ha cercenado su derecho de acceso a la información pública.

En el texto de la reclamación se recuerda que la jurisprudencia del Tribunal Supremo obliga a interpretar de forma "restrictiva" cualquier limitación al derecho de acceso a la información pública (ver STS 3530/2017, de 16 de octubre), se argumenta que la transparencia en un tema de salud pública debe prevalecer frente a los "intereses económicos y comerciales" de las empresas y se denuncia la "discriminación" que supone ofrecer los datos de ciertas residencias de titularidad pública mientras que se ocultan los de aquellos geriátricos de gestión privada.

También se destaca la paradoja de que la Junta asuma que desvelar un alto número de fallecidos en una residencia puede causar un perjuicio a los "intereses económicos y comerciales" de una empresa y no tenga en cuenta su corolario –que la inexistencia de muertes en un centro puede conllevar un beneficio para éste–, lo que permite concluir que la Junta está en realidad velando por los intereses de unas empresas (las que tienen un alto número de fallecidos) frente a otras (las que no sufrieron decesos).