Sebastián
Celaya, consejero de Sanidad de Aragón nombrado por el PSOE, ha declarado su
interés por implantar en nuestro territorio las Unidades de Gestión Clínica.
También el Gerente del Salud Aragón, Javier Marión, se pronunció a favor de las
mismas anunciando su puesta en marcha durante el próximo año. Eso daría continuidad
al nuevo modelo de privatización sanitaria, conocido como UGC, promovido
por el PP en la anterior legislatura.
El
SALUD ha declarado que el objetivo de las unidades de gestión en Aragón será “unificar
criterios en tratamientos y protocolos”. Con este mismo argumento se
presentaron en su día las UGC en Andalucía, cuyas verdaderas intenciones pueden
constatarse hoy: incentivar
económicamente a los profesionales para que reduzcan el gasto sanitario, reducir
plantillas, recortar prestaciones y deteriorar la calidad asistencial,
vinculando las actividades del personal médico y sanitario con prácticas
empresariales de
premios económicos ligados al ahorro.
Como
viene siendo habitual, esta política acusa a enfermos y pacientes de abusar de
los servicios sanitarios y otorga al personal médico la función de limitar el
acceso a pruebas y tratamientos a cambio de mayores retribuciones.
¿En qué consiste el
sistema de Unidades de Gestión Clínica?
Las
UGC son un mecanismo para introducir la lógica del beneficio empresarial dentro
de los centros sanitarios. Por eso dividen los centros sanitarios (atención
primaria y atención especializada) en múltiples “unidades de gestión” que
trabajarán con un presupuesto asignado y en base a unos objetivos de ahorro. Como
en un banco o en cualquier empresa, los profesionales que alcanzan esos objetivos
(como reducir el número de pacientes derivados a especialidades) son
recompensados económicamente.