Basta ya de represión a los
movimientos por la defensa de los derechos básicos.
La lucha que desde hace años viene llevando el Sindicato de Inquilinos de Gran Canaria (SIGC) junto con la FAGC se enmarca dentro de la lucha por y con lxs más desfavorecidxs de esta sociedad, lucha que ha supuesto un salto cualitativo en las resistencias populares, ya que se ha enmarcado en un contexto de implicación con quienes sufren esa necesidad. En este caso no se trata de luchar por/con aquellxs que no pueden pagar una hipoteca, sino por /con aquellxs que nunca soñaron con poder tener una hipoteca, que también son los mismxs que tienen más probabilidades de tener menos acceso al sistema sanitario. En este sentido, la lucha por el derecho habitacional para lxs excluidxs, es hermana de la lucha por un acceso al sistema sanitario en condiciones de igualdad.
Hay similitudes en la lucha por la vivienda del SIGC, con la lucha para ofrecer asistencia sanitaria al margen del Estado que han llevado a cabo lxs compañerxs griegxs a través de la puesta en marcha de decenas de consultorios sociales autogestionados y farmacias de barrio. En ambos casos se trata de tomar los problemas en nuestras manos y resolverlos, ante la inacción de la Administración. Y eso es justo lo que más daño hace al estado y a sus satélites: demostrar que es posible garantizar los derechos básicos sin su intromisión.
Curiosamente el estado descarga su represión contra todxs nosotrxs, ya sea con detenciones, con montajes policiales o aliándose con los nazis para reventar nuestras movilizaciones.