sábado, 23 de febrero de 2013
Un boliviano denuncia la muerte de su esposa tras ser rechazada en un ambulatorio por no tener papeles
“Le atendieron por dos veces en urgencias y, a la tercera, me pidieron dinero. Si mi mujer hubiese sido bien atendida no estaría muerta”. Estas son las palabras de Jesús B. ante el Tanatorio de Valencia donde vela el cuerpo de su esposa, boliviana, de 50 años y que falleció tras ser rechazada en su centro de salud y pasar por diferentes servicios de urgencias.
María Soledad, que así se llama la fallecida, murió el miércoles en su casa tras acudir a un centro de salud dos veces, otras dos a un centro de especialidades y dos más al hospital. No hubo una tercera porque, según atestigua su marido, le pidieron dinero por no tener papeles.
El calvario de Soledad comenzó hace una semana cuando empezó a encontrarse mal y tener ataques de tos y dolor en la garganta. Decidieron ir al centro de salud de su zona y allí, siempre según el relato del marido, rechazaron atenderle porque su tarjeta sanitaria “no tenía validez ya que había dejado de cotizar y ya no tenía derecho a la cobertura sanitaria”.
Ante esta negativa de atención, se marchó a la farmacia y compró medicamentos. El domingo empeoró y decidieron ir al Hospital Clínico, de urgencias. Allí sí se le atendió y se le ofreció tratamiento, antiobióticos y antipiréticos, aunque no mejoró. Al día siguiente volvió a acudir de urgencias y se le inyectó suero y medicación, tras lo que recibió el alta.
Jesús relata que en el hospital se le dijo que fuese a su centro de salud y que no volviese al hospital. De hacerlo, “se le cobraría”. Así que ambos fueron al centro de especialidades donde le trataron, aunque allí le recomendaron acudir al hospital. No obstante, no lo hicieron debido a la amenaza de que si lo hacían “deberían pagar”, se lamenta su marido.
El martes, continúa con su relato, fue a “buscar un médico privado con el cuerpo moribundo de mi esposa”. El miércoles, falleció Soledad. Jesús cuenta que llamó a la ambulancia y le dijeron que “no iban a acudir por un simple constipado”.
Fuentes médicas consultadas por La Marea, explican, tras ver los informes médicos del hospital, que la atención en urgencias fue la adecuada. Muestran más reticencias respecto a si Soledad estaría viva de haber sido atendida una tercera vez en el hospital.
Soledad vivía en España desde hace más de una década, estaba casada y tenía una hija de 20 años. No tenía papeles.
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